Que venga una musa y me destroce... me haga quedar en ridículo...
me haga sentir un inocente, pequeñito, infantil...
Que venga una musa y me envuelva, me ciegue, me embriague...
Y así, girando entre su cabello, sus ojos, sus manos, su boca...
entre todo nosotros...
Me dé cuenta de que estoy viviendo, al fin,
lo que jamás habría podido imaginar, ni ser.
Miguel.
http://tlacuachecometa.blogspot.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario