domingo, 5 de diciembre de 2010

Sé mi O de 'Completo'.

Siento que mi vida se va
cada día, cada noche que no duermo
cada hora que trabajo como loco
cada momento que sueño con todo lo que quiero hacer en ella.

Rasguño desesperado todos mis planes,
todas mis fechas.
Y mientras giro hacia allá,
mientras doy cada pesado paso
siento que mi vida se ha diluído mucho más rápido
que llevo desventaja, que he perdido demasiado tiempo.

Cada sacrificio que hago
cada día que no llego,
siento que te voy perdiendo,
siento miedo, el tuyo y el mío.

Pero no me sueltes, puedo romperme
Muchas veces he caído y todas me hice pedazos...
nunca pude encontrar una de mis piezas
el final en la parte de mi donde decía "por fín estoy completo"

Ya sé dónde se quedan los adultos
donde se mueren todas sus ilusiones.
Es aquí, en este campo interminable de la supervivencia
de tener algo seguro, de llegar a fin de mes
de lograr todas esas cosas
que uno de niño ignora, pues siempre las damos por hechas.

Es aquí, donde estoy parado,
desde aquí se comienzan a ver ridículos todos los sueños.
Por eso es que éste no es mi lugar.
No es mi esencia.

Sé mi O de "Completo"
confía en mi con los ojos cerrados.
Que yo quiero estar contigo
en otro lugar, donde yo pertenezca.

Sé mi O de "Completo"
la primera y la segunda.
que cada una sea una de tus manos
y abrázame, te necesito cerca.

Que todavía me falta mucho,
y no quiero perderte.


Sé mi O de "Por fín estoy completo".
Por favor tenme paciencia.
Que yo te amo
y quiero ser tu A de "Completa".

Miguel.

jueves, 5 de agosto de 2010

- Un enorme borrador -

Tengo un gran borrador y lo agito con mi mano libre
un enorme borrador de recuerdos, de miedos,
de otras vidas y voces secretas...

Mi mano derecha sostiene apenas la punta de tus dedos;
que no se contagie de la agitación de la otra,
del va y viene de mis ilusiones muertas.
Con mi enorme borrador me convierto otra vez en cometa
y mi estela soy yo mismo desapareciendo el pasado.

Trazando para ti, sobre el espacio
miles de caminos que llevan justo a mi lado.
Donde nacen todos mis sueños, a mi pecho, mis ojos, mis labios.
Borrando lágrimas secas, silencios de madrugada...
con mi enorme borrador,
para que puedas caminar conmigo
descalza y con los ojos cerrados.


Miguel.



http://tlacuachecometa.blogspot.com

martes, 6 de julio de 2010

Dos amantes flotan sobre el mar.

Un silencio. Sueña sin dormir, mientras se apaga la nota.
Una canción triste, recuerdos en armonía.
Suena mi nota, desvaneciéndose.
Me desvanezco yo también.

Al final, dejaré todo.
Sin despedidas, sin preparativos.
Y me iré, sin preocupaciones, seré libre.

Dos amantes flotan sobre el mar,
imaginando que también son nubes.
sin rumbo, sin ningun otro motivo
mas que ser.

Y un día, un día lleno de sol,
lejos... de la nada,
la mano de uno encontrará la del otro.

Ellos sabrán,
que no fueron las corrientes
ni el destino, como tal.

Dos amantes flotan sobre el mar...





Miguel.


http://tlacuachecometa.blogspot.com

domingo, 27 de junio de 2010

- Estos dias.

Hay días que no tienen fin,
son todos un mismo ciclo lento.
Redundan, siempre en el mismo punto a media noche.

Y dan las 4, las 5... amanece y luego uno vuelve del trabajo.
Con dos segundos de atardecer en el bolsillo,
Silencio, diáfanos recuerdos...
Estúpida noche.
Y comienzo a llorar.

En este punto, quisiera regresar.
Quisiera no haber estado
no haber sido,
no haber dicho, hecho, vivido,
sentido.
No haber sido yo tal como soy.
Un torpe.

Y dan las 9 y voy tarde en el metro.
Dan las 4 y sigo sin hambre.
Amanece y apenas me importa.

Y todo sigue siendo silencio
o, si acaso, un murmullo suave.
Todo pasa de largo,
yo sueño estando despierto.


En días como hoy,
no puedo ni recordar cómo se siente un beso.


Miguel.



http://tlacuachecometa.blogspot.com

miércoles, 16 de junio de 2010

De fiesta mi ciudad.

Escuché una melodía todo el tiempo,
tranquila, pero que no se podía detener.
'Play' en la mente, no tiene 'stop'.

En una camioneta y yo, cabizbajo,
no encontraba cómo esconderme más del exterior
con la ventanilla abierta.


Subimos, bajamos la misma calle tres veces,
en los sueños el pavimento a veces deja de tocar el suelo.

Fiesta de despedida,
todos los amigos salieron a bailar,
todo el dia, las calles estaban llenas.
Todo el mundo estaba ahi para celebrar,
para despedir.


Despacio, tenemos que pasar,
aún mientras hay luz verde,
vi a todos ahi
abriendo paso.
Yo escondiéndome con la ventanilla abierta.
Despacio, tenemos que pasar.


Y la vi a ella, apenas y alcancé a reconocerla.
con los brazos arriba mientras bailaba
mirando sobre su hombro.
Pero no volteé, no miré atrás.
No me atreví a detenerme.
No era mi fiesta,
no más mi ciudad.

Y nunca supe si ella no me vió,
o le sucedió lo mismo.

Fiesta de despedida

mi ciudad.


Miguel.

lunes, 17 de mayo de 2010

Que venga una musa.

Que venga una musa y me destroce... me haga quedar en ridículo...
me haga sentir un inocente, pequeñito, infantil...

Que venga una musa y me envuelva, me ciegue, me embriague...

Y así, girando entre su cabello, sus ojos, sus manos, su boca...
entre todo nosotros...

Me dé cuenta de que estoy viviendo, al fin,
lo que jamás habría podido imaginar, ni ser.


Miguel.



http://tlacuachecometa.blogspot.com

Expedición.

"Hace mucho tiempo comencé a imaginar mi primer expedición.
Una ruta muy personal, para un solo explorador...
o, si acaso, dos.

Tengo que planearla un poco más, necesito investigar,
desconozco casi por completo el camino,
sólo estoy seguro de la meta."

Es una nota que escribí hace unos cuantos días y después la olvidé. Hoy, al reencontrarla, fué toparme con una persona distinta a la que soy hoy; pero, al mismo tiempo,  fué reconocer mi propia esencia de un modo ajeno. Hablaba de la fecha de mi cumpleaños, quería hacer un recorrido en solitario, alguna montaña, travesía... algo.

Quería hacer algo muy personal, me quería probar, aventarme a hacer algo que siempre he querido, que siempre ha estado ahi, llamándome...

"Viajar tiene una segunda dimensión pero interior..."
Alcancé a escribir en mi nuevo diario, cuando fuimos a la Sierra norte de Puebla y  me encontré con unos montes que se parecían en mucho a los de mis sueños, aquellos sueños misteriosos y lindos de cuando era niño, las veces que no eran pesadillas. En Hidalgo, el bosque y sus fragmentos de luz me regalaron una visión de mi papá, boquiabierto y tranquilo, viendo el cielo entre los árboles, los dos avanzando despacio... un destello de aquellos viajes que solíamos hacer en familia.

Creo que todos somos un gran bosque y a veces no sólo evitamos salirnos de la misma vereda, sino que jamás volvemos a internarnos en él, en nosotros mismos.

Yo conocí la nieve, en el Nevado, la misma que alcanzaba en cumbres miniatura, montañas azules que siempre habían estado al lado de mi casa, también en mis sueños, también en expediciones junto a mi papá... también cuando era niño.

Él siempre me hizo falta, incluso cuando estaba ahi mismo en la casa... pero no lo culpo, dejé de hacer eso hace algunos años. Yo siempre interpuse una barrera enorme y de acero. Ahora que me siento lejos y sin brazos, podemos ser amigos. Él ha puesto mucho para disolver esa barrera, sobre todo con mucha paciencia y Fé. Yo no he hecho mucho al respecto, mas que comenzar a reconocerlo al otro lado, a través de esa pared cada vez más transparente, y aprender a sentirme apoyado. Nunca más perdido.

De noche el bosque es tan sencillo y tranquilo, que deja espacio para que las voces interiores se alcancen a escuchar.

Caminé solo hasta el amanecer, hasta la cima de La malinche, porque quería sentir mi propia vida. En cada paso, en cada bocanada de aire frío, en mi corazón y toda su fuerza durante el ascenso... y porque quería verme corriendo de ventana en ventana por toda la casa, siguiendo a mi mamá cuando se iba al trabajo... quería verme con una enorme caravana de juguetes desde mi recámara hasta el jardín...quería ver a Migue y Gabo jugando sobre una misma patineta por toda la privada y todos, todos los juegos que inventamos. Ver a Jessi desde cuando era bebé... ver a mi mamá el día que explotó y comenzó a arrojarnos pares de calcetines mientras nos regañaba y descargaba un enojo que nunca comprendí ni voy a olvidar,  y después la descubrí llorando en la sala. Quería ver a mi papá cuando regaba las plantas y nos gustaba que lavara las ventanas con la manguera, para ver el agua desde dentro... o sus ensaladas con pimiento y cacahuates... quería ver la casa del Morelos, a mis amigos de la infancia, darme un abrazo en la adolescencia...quería revivir las navidades, saludar viejos amores, volver a flotar abrazados en algún lugar de Puerto Escondido...

Y lo hice, después de dejar de temer cada dos pasos e imaginar fantasmas, después de entender que no había nadie más, que las voces eran sólo mías. De aceptar el silencio y esa soledad como parte de mi. Todos estuvieron conmigo, de la mano, en una oración en la cima. Gracias por la vida. Por tan buen cumpleaños.

Antes del descenso medí el paisaje, hasta el Pico de Orizaba, hasta el Popo e Izta... me imaginé el golfo y sus dimensiones, el Atlántico...luego el Pacífico... el norte y el sur del continente... y allá, el otro lado del mundo, todos llamándome, esperándome...

Esa es la ruta que quiero seguir, hasta encontrarme.

Miguel.


http://tlacuachecometa.blogspot.com

domingo, 16 de mayo de 2010

Solo.

Solo,
casi todo el día estoy solo.
He pasado así la mayor parte de mi vida.

A solas,
imaginando, deseando,
hablando a solas, fantaseando...

Son momentos como este
donde lo noto y me pesa.
Muy a mi pesar, me pesa...

Como una burbuja que se truena,
las ilusiones siempre desaparecen...
mis ilusiones desaparecen.

Hablando a solas... hablando sin hablar,
hablando solo... dejando de hablar.
Solo.

Entonces simplemente abro los ojos,
me pongo de pié...

...y me voy.


Miguel.





http://tlacuachecometa.blogspot.com 

martes, 9 de marzo de 2010

Podría ser Feliz.

Podría ser feliz,
contigo o con cualquiera,
podría quedarme aquí
darte mi luz, guardarte en mi cuello.

Podrías simplemente tomar mi mano,
decir que sí, sonreir...
y mirarme fíjamente.

Podría darte mis sueños,
contarte un pequeño secreto
en voz muy baja.

Y quedarnos juntos,
podría abrazarte y besar tu cuello.

Podría amarte sólo a ti
por el entero resto de mi vida.

Pero cómo saberlo,
cuando te escapas de unos ojos a otros,
cuando sólo me dejas una nota vacía...
saltando, huyendo de mi.
 
Podría esperar,
hasta coincidir de nuevo contigo,
porque así eres, libre.

Podrías sorprenderme de nuevo...
amor de mi vida.




Miguel.

viernes, 5 de marzo de 2010

Récord.

Por cierto, les presumo que el poemita "Mutilado" batió récord de visitas. Con 16 lectores el mismo día de su publicación. De esas, creo que 12 fueron mías, ya sé que soy un obsesivo. Pero qué padre que unos cuatro más lo leyeron. Hacía mucho que algo así sucedía.

Les cuento que mi mayor número de lectores está en Cuernavaca, seguido por el DF (aunque, claro.. luego soy yo que reviso y reviso lo mismo). A veces caen una que otra visita de Jiutepec (y se vé que se clava leyendo), y otros municipios de Morelos. O a veces mi primo Puchita me lee desde Guadalajara (supongo que es él).

De vez en cuando llegan visitas de Brasil y paises aledaños. Unos que otros de California, y también Europa... pero creo que son de esos que le dan al siguiente blog al azar y como ven pura pendejada le vuelven a picar en menos de un segundo (que es lo que marca en las estadísiticas).

Yo sé (y como soy bien chismoso lo voy a poner), que me lee mi papá, Clau Miranda, Gabo (mi hermano, no el otro), Reynel (es mi seguidor en Tlacuache Cometa), y que a veces lo lee Alethia ("...Creo desesperado"). Pero me da muchísimo gusto que de repente me lea gente que no esperaba, como Pin y la Grulla. Y más por que me han dejado comentarios bien chidos, me emociono y siento padre.

Y, como soy bien presumido, les contaré que siento más padre cuando alguien que no esperaba me dice que escribo bien bonito, o me preguntan si lo que publico lo escribí yo o qué onda. Pero más aún... y esto ya es fuera de mis babosadas, me resulta increíble poder coincidir -como buen cometa que soy- y pegarle al clavo en el momento preciso e irrepetible en el trayecto de otra persona, y darle ese empujoncito para que escriba. Que tomen la solapa de su sinceridad y me digan "me has inspirado a escribir". No es mamada, yo sé que no escribo la gran cosa, sino que de algún modo se logra una conexión. Y ese es mi más grande logro personal, el reconocimiento y la mejor satisfacción que he sentido a nivel "algoquehago" porque de profesional... bu, nada qué decir por el momento... pero ya verán.


Miguel.

Nuevos impulsos de la moda (Si le parece que escribí demasiado en un día, ¡Al diablo!).

Tengo una nueva moda, relacionada a la moda de la temporada anterior (que fué hace como 3 minutos).
Son los poemas efímeros e improvisados. Van de la mano con mi actitud de ¡Al diablo!, y vienen de una línea que vengo trabajando interiormente desde hace años.

Tienen sus propias reglas, que voy a modificar según me dé la gana y cuantas veces quiera (¡Al diablo! y es muy mi invento). Una de ellas es dejar de ser tan penoso y decir lo que siento, en el momento... o máximo 10 minutos después (seamos realistas, cuesta mucho dejar de ser penoso). Se vale de todo, arrepentirse y cambiar versos, dar explicaciones posteriores, pedir disculpas... pero no importa, lo realmente importante es decirlos antes de que pierdan su frescura y energía. Aunque sean improvisados, he autorizado elaborar rápido una boceteada, una escaleta para no perder el hilo (que luego se me da mucho).

No hay malas consecuencias, pues otra regla primordial es hacer todo en buena onda, eso sí, soy muy estricto en eso.

Muy mamón yo, y apenas llevo dos poemas así... No se vale escribirlos completos y después andarlos presumiendo. Son de cada persona para quien nacen, ellos sí pueden guardarlos como quieran... aunque yo creo que es mejor disfrutarlos y apenas tratar de imprimirlos en la memoria, dejarlos ser e ir... pues nacieron y deberían vivir siempre libres... por supuesto, me pueden mandar ¡Al diablo! y hacer lo que quieran.

La tercer regla básica (realmente no me importa cuántas vayan), es que nunca deben ser forzados. Así esté frente a una galana hermosa y me esté presionando por que le diga algo, se puede ir mucho ¡Al diablo! y esperar -o, mejor aún, provocar- a que éstos sucedan por sí mismos.

Como regla final sí se vale decir a quién se le ha dicho un poema, digo.. en algo tiene que beneficiar el ego propio o, si no, qué hueva de actitud. Yo le dije uno a Brenda y otro para una chava que me hizo ojitos en el metro.

Otra regla final, (sí, ¿algún problema? ¡Al diablo!), si quieren me pueden copiar la idea, si no... pues ¡Al diablo!


Miguel.

Un mes sin escribir, parte II (Si no te parece, ¡Al diablo!).

Otra cosa que siempre me limita, es tratar de mantenerme congruente,
en mi discurso, en los eventos que narro o en la forma cómo me describo.
Siempre he tratado de seguir una línea, en definir y dejar pistas de cómo armar el rompecabezas.
¿Y para qué diablos? ¡Al diablo! Soy incongruente, soy imperfecto, soy un cabrón, un convenenciero...
y así me quiero, me amo.

Comienzo a creer en mi, porque siempre me digo la verdad.

Pero siempre he seguido adelante y me termino mandando ¡Al diablo!

Miguel.

Un mes sin escribir.

Justo hoy me dí cuenta que pasó un mes.
No saben de la desesperación cuando un poema forcejeaba por salir de mi boca, o por mis ojos,
del impulso de sacar mi diario y echarlo a correr en su pequeño corral.
Cuando de pronto chocan pensamientos, sentimientos e intenciones,
y forman una avalancha... que dejé por ahi tirada en alguna ventanilla de microbús
o se evaporó en los pasillos del metro.

Y sí, ha sido un rato de no querer saber nada, de no querer decir nada,
de querer dejar de sentir.
Pero, como dicen por ahi, a veces el artista no hace a la obra, sino al contrario...
Es la obra la que hace al artista, la obra domina, se forma a sí misma... uno es sólo un intermediario,
un vehículo para que ese "ente" llegue a su destino, aunque éste sea casi siempre temporal.
No quiero decir que me crea poeta, ni escritor (si acaso un entusiasta "escribidor", eso sí).
Tampoco me considero un "artista", personalmente pienso que tal título es una cómoda y estereotipada definición, que me carga de hueva y recuerdos de malas expos. Más bien me he venido a descubrir como alguien sumamente sensible y ya.
Y de verdad siento cómo mis poemitas se avientan contra mis paredes hasta que de plano logran salir, es algo inevitable. Me acuerdo de antes, cuando era yo el que tenía que andarlos atrapando cuando se descuidaban.

Yo, yo, yo, yo, yo, yo... Me harté un poco de siempre hablar de mi, y me sentí muy ególatra,
muy egoísta al exponerme a mi mismo y exponer a quienes menciono en mis poemitas (a quien menciono en mis poemitas). Me harté de mi propio ritmo y estructura, en la escritura.
Me sentí muy chafa con mi yo, yo, yo, yo, mi, mi, mi, mi... y luego el tú, tú, tú...
Comencé a pensar en escribir cosas que no tuvieran que ver conmigo, en viajarme a otro lado, en escribir sobre alguien más, como si fuera yo pero que no tuviera nada qué ver. En escribir sobre montañas trazadas de negro y cielos rojos, en una amante que nunca tuve, en situaciones totalmente creadas... bueno, mejor me callo porque aún pienso hacerlo. Pero dejar de exhibirme, de decir "¡mírenme! ¡sufro!"

 Luego entendí que, al diablo.

Me he limitado mucho por evitar espantarme a alguna galana. Pero también por quedar bien con mi pasado.
Pero también, entendí que, al diablo.


Y si alguien piensa que soy un azotado, un chaqueto-depresivo... pues la verdad sí lo soy pero... al diablo.

Si alguien me dice que no valgo ni dos pesos macondianos, sólo le diré: "¡Al diablo!"

Si mi ex me dice que ya no mame y deje de escribir mamadas, o cualquiera que no le parezca, que se sienta traicionado, aludido, perjudicado, excluído o por lo que sea... yo tranquilamente le diré: "Al diablo, (Sr., Srita., Sra., según lo que corresponda)"

Si alguien me dice que, con un carajo, ya vaya a la terapia y deje de andar de masoquista, le diré "Al diablo el psicoanálisis, ésto es mucho mejor, más efectivo... y ¡vaya que lo disfruto!"

Si alguien me dice lo que sea, le responderé lo que me venga en gana. (Comenzando con "Al diablo...")

Si algo viene desde dentro, lo dejaré ser.

Yo soy eso. ¿Qué sentido hay en limitarme?

Ya cambiaré de fuentes de inspiración, ya moveré mi mente a otro lado, pero voy a dejar de pensar en eso y a vivir como yo quiera, todo lo demás se puede ir... ¡al diablo!

(PD.: Espero que el diablo me guarde todos mis recuerditos para cuando llegue, jojojo...)
(PPD.: Me gusta disfrutar todos los sabores de la vida).

Miguel.

jueves, 4 de febrero de 2010

No extraño.

 
No extraño nada, ni a nadie.
No quiero revivir mis recuerdos,
apenas y voy terminando su luto.

No extraño a mis padres,
o mis hermanos.
No extraño a ninguno de mis amigos.
No extraño aquellas tardes, nuestras tardes.
Porque todos los atardeceres son míos.
Ni siquiera pienso en todas nuestras calles.
Y he olvidado tanto de aquél nuestro gran amor.

Tampoco extraño la casa,
hace mucho dejé de vivir ahi; 
tengo una nueva, toda mía.
No... no extraño mi vida anterior.
Por algo tuve que morir
y después haber nacido de nuevo.

No extraño absolutamente nada, ni a nadie.
No los necesito,
aprendí a estar y valerme por mi cuenta.
Y ni siquiera necesité despedirme de todos ustedes.

Y, ahora sí.
Ahora sí estamos, somos.
Ahora que no nos ata nada,
ni el miedo ni la necesidad.
Ahora sé que yo soy yo.
Y que los quiero.

Es un placer compartir la vida con ustedes.


Miguel.

viernes, 22 de enero de 2010

Terrible y aburrida pesadilla.

Qué flojera, qué horror.
Escuchar que te digan "No me puedo decidir"
Lo amas o no lo amas y no hay más discusión.
Qué apatía encierra eso de amarrarse sin estar enamorado
de tener que decir "ya le agarré cariño", "me di cuenta que sí lo extrañaba"

Qué asco, qué mediocridad.
De verlos cruzar años, vacíos, con tanta falsedad.
Comenzar con "A ver qué pasa"
y acabar con la correa del "no te puedo dejar"
Con alguien que no es el amor de tu vida ni mucho menos,
con alguien que no te emociona
que no te prende ni una chispita
más que el miedo a la soledad.

Yo ya no voy a esperar.
Al diablo con todo.
Si me quieres da un salto hacia mi
y nos abrazamos justo en el punto más alto,
que yo también saltaré.

No importa si es sólo una ilusión,
si las cosas salen mal, o no se dan.
Prefiero tomar ese riesgo,
que quedarme a la mitad.

Yo voy por el amor de mi vida.
Todo o nada.
Y no me pienso esperar.

Adios y Fin.


Miguel.

Sí... ¿y qué?

Soy tan egoísta como para creerme el centro del mundo
y que éste,
es el amor más enorme que hay en él.



Miguel!

Viaje sin ti.

Si mis ojos se cierran de nuevo, no se volverán a abrir.
Tú eres las pestañas de arriba y yo las de abajo,
Te extraño mucho, hay que entrelazarnos.
Ya es de noche, muy noche,
ven a dormir conmigo.

...vuele un rato.

Y ¿quién es mi respiración?
(y tú dices) -Unas ardillas.
-¿Ardillas? Más bien topos,
  se asoman y se regresan con miedo a su casa.
Creo que ya no quieren salir.
-Que se duerman un rato, déjalos descansar.
 Ya tienen mucho mucho sueño.

Y ahora ya está lloviendo
pero se secan todas las plantas.
-Llorón.
Tres líneas turquesa que van flotando hacia los árboles,
vibran y ascienden como escalones dentro del viento.
Ven y abrázame. Hace mucho frío.
Una franja anaranjada que brilla en la oscuridad.

Creo que me estoy desangrando,
se me hizo un hoyo de la última vez. ¿Te acuerdas?
Me voy a convertir en una plasta de papel de baño,
cuando me seque.
- Es aceite, te arreglo y ya.
¿Ya aprendiste a reparar?
Pero yo también ya sé cómo hacerlo.
¿Estás enojada conmigo? Perdóname.
(No son mis alas, mejor vamos los dos volando juntos).
¿Te acuerdas de cuando me enseñaste a volar?
Ya no me da miedo.
- ¿No? ¿Nada?
- No.

Los gigantes azules son los que están aquí abajo
son como recortes de alfombra.
Y hay nieve, había nieve antes.
Pero está lejos,
tu papá iba caminando hasta allá.
Ya no fuimos esa vez, o ¿si?

Por aquí pasamos el otro día.
Y que no nos podían ver.
¿Te acuerdas?
Extrañaba mucho reirme contigo.
¿Te acuerdas?
-Sí.



Miguel.

jueves, 21 de enero de 2010

Despechado por una dama decente.

He decidido no buscarle más,
a usted, que siempre me da los motivos para hacerlo.

Sepa que yo la amo, pero no...
ya no más.

Usted me tortura, me envuelve,
me atrapa...
Termino sin poder hacer nada,
sin poder construir mi propia vida.

Y, sin embargo, la extraño tanto
que vuelvo a usted sin vacilar.
Tan sólo por verla, hermosa, mi musa.
Estar los dos juntos, sonreír, bailar.
Recorrer todo su cuerpo y cada uno de sus secretos...
cada una de sus alegrías.

Y usted sigue ahi, permanece inmóvil.
Me arroja con desprecio tantos recuerdos,
me grita a cada rato que me largue...
pero no me deja ir.

Me quedo entonces vacío, vencido, sin sentido.
La veo de lejos tan sonriente, tan bien acompañada.
Veo mi vida en usted,
y su vida sin mi.

Mi Bella Cuernavaca,
creo que hemos llegado al final.
Aunque sé,
que nunca dejaremos de ser buenos amigos.

Un beso, y adios.


Miguel.

miércoles, 20 de enero de 2010

- So, what's the catch?

Juran que tengo novia,
o más de una, que soy un cabrón.
Que si soy masón,
gay,
casado,
presumido,
o las cuatro juntas.

Que me va a valer madre,
que por qué diablos me quedo así,
Juran que tengo algo,
juran que hay algo mal,
algo raro conmigo.

Y yo les digo que sí,
que me falta una pieza
y que no dejo de extrañar.
Juro que te extraño a ti.


Miguel.

El de la chapata.

El de la chapata,
como siempre pido lo mismo,
así me dicen en la cafetería
donde voy a comer.

El de la chapata,
con salmón y queso crema.
Papas no, mejor ensalada
y té frío.

Para tener un rato a solas,
para imaginar,
para escribir estas mismas
y repetitivas líneas.

El de la chapata...
- ¡Ya llegó el de la chapata..!



Miguel.

martes, 12 de enero de 2010

- Ronchas -

Hace un año habían pasado ya cuatro meses.
Habíamos tronado, una vez más, unos días antes de navidad.
Había ido a acampar con mis hermanos a la playa,
pensé en ti en medio de visiones entre las nubes.
En un amanecer a solas, las olas rompiendo allá,
al otro lado de las rocas.
Justo ahí, por fín te pude improvisar un poema...
en voz alta, con la cara inundada de sal y tristeza.

Y comenzó todo, en un intermedio de la borrachera.
Me despertó una comezón desesperante.
La humedad y el calor de la tienda de campaña me ahogaban,
era insoportable.
Seguí bebiendo.

Me rascaba el brazo derecho y al lado del ombligo,
alguna pulga del perro, y tú que tanto los amas.
No podía dejar de pensar en ti,
como en la arena y el sudor pegados a mi espalda.
Intenté dormir.

Me descubrí con miedo y un poco de asco,
primero el brazo, después avanzó por todo mi cuerpo.
Roncha sobre roncha, como una alergia furiosa,
un enjambre de hormigas... todos mis afilados recuerdos.
Y su comezón, constante, implacable...
Pasé las siguientes dos noches sosteniendo pedazos de hielo,
viendo cómo se movían las manecillas de mi reloj.
Repasando impotente todos y cada uno de mis errores.
Cada cinco minutos, y otros más, hasta el amanecer...
después corría a la tienda y compraba otra bolsa de hielo.

Regresamos, y pasé una semana con una medicina inútil.
Tan inútil como pensar que todo iba a estar bien entre nosotros.
Todos se alarmaron, a mi me daba igual... seguía igual de desesperado.
Otro nuevo doctor, a urgencias de inmediato.
Cortisona combinada para potenciar el efecto,
al fin pude dormir sin interrupciones casi una hora.
¿Salías con él ya en ese entonces?
Todos los síntomas regresan, me duplican la dosis.
Nos mensajeamos, después hablamos.
Se me adormeció la piel y dormí un poco más.
Pensé que no me irías a ver.

Pero fuiste.

¿Por qué fuiste?
¿Por lo mismo que tomabas siempre esa misma calle
y me decías que ese era tu camino?
...O quizá, simplemente, nadie debía vernos juntos.
Y cada día las ronchas crecían,
se esparcían e invadían nuevos lugares de mi cuerpo.

Me avergonzaban mis ronchas,
me escondí en mi cama todos esos días.
Tú venías y las acariciabas,
con mucho cuidado de no lastimarme la piel,
me quitabas la comezón con tu mano libre,
la otra me abrazaba.
Y yo regresaba a ser yo de nuevo.

Otra semana de tratamientos inútiles,
cada vez quería contarte que las cosas iban mejor.
Pero estaba mal, no podía mentir.
Cita con otra doctora.
Pobre, llevas todo este tiempo con fiebre.
¿No sientías ansiedad?
Y cómo iba a saber que era por eso.

Otras dos semanas, apenas y veía avances
venías más seguido, pero siempre tenías que irte,
era como si desaparecieras.
Y yo no podía dormir,
a menos que me llenara el cuerpo de lienzos humedecidos.
Me voy  al antro, ya sé.
Te besaba, te amaba y después era como si te arrancaras de mi.
Así como yo quería arrancarme la piel.
Y tú me amabas, como ese medicamento que tenía que disolver.
Un poco de descanso, la única cura eficaz contra mi locura.

Despertaba a cada rato y me daba baños de agua hirviendo,
seguidos de agua helada, para perder la sensibilidad de la piel.
Pero una vez ya no aguanté,
el saber que me querías, pero siempre tenías que irte.
Me desplomé llorando en el baño,
desnudo y completamente derrotado por lo inevitable.
Quería que todo terminara, quería ya no sentir más...
absolutamente nada y descansar.

Y sonaban tus llaves contra mi ventana,
eran horas que volvía de lugares muy oscuros.
Como ese último medicamento difícil de encontrar.
Las ronchas explotaron en ondas rojas y se disolvió la gran mayoría.
Como la vez que él te llamó
y saliste de la cama a la calle para poder hablar.
Se escuchaba todo, después tú y yo fuimos a bailar.

Persistieron algunas ronchas,
en mis manos, en mis piernas y en mi cara.
Estaba demasiado harto y me comencé a rascar.
Capas y capas de preguntas,
fué cuando se besaron en el bar.
Le acariciabas la cara con la palma hacia dentro.
Ya no había inyecciones, ni lienzos, pastillas...
la piel me comenzaba de nuevo a picar.

Esa enfermedad me había quitado todo,
pero me dió humildad.
Quería huir, pero decidí quedarme.
Nos abrazamos, después ustedes volvieron a ser sólo amigos
por un momento nos encontramos.
Un día decidiste dejar de mentir en tu casa,
luego sonó el teléfono y confundí la voz de tu mamá...

No te quise invadir, ni siquiera insistí.
Por respeto, no tuve una pizca de curiosidad,
mas que por saber que ibas a estar bien.
Nos dejamos ir, otra vez...

Las ronchas nunca se me quitaron
y regresan cuando les da la gana
o cuando estoy muy ebrio.
Me recuerdan mi peor momento de desesperanza.
Me desnudan de nuevo y, en el mismo charco,
me recuerdan lo frágil y común que soy,
me quitan mi pose de inmortalidad.

Desde ahi te recuerdo,
desde ahi no te he querido olvidar.
Cuando aprendí a ponerme en tus zapatos
y te vi valiente escondiéntote para poder llegar a mi casa.
Así aprendí a comprender y dejar de culpar.
Y te agradezco tanto esas tardes conmigo.
Te agradezco tanto por intentar.



Miguel.

Fragmentos. (De mi diario personal)

¿Cuándo fué?
¿Cuándo fué que nos enamoramos?
Yo lo sé. Sentí ese flechazo.

Lloré, todo el camino de regreso.
Cuando nos despedimos.
Te ví desde el otro lado de la estación de autobuses.
Qué gusto verte.

Qué duro verte.
De espaldas, ver detenidamente tu cuello
y desear ignorar ese momento.
Poder abrazarte y besar tu cuello.

Y ver tu cabello volar detrás de tu hombro.
Fingías que dormías. Y yo lloré.
Lloré todo el camino de regreso...


Miguel.

jueves, 7 de enero de 2010

Fé.

Quiero creer
que el tiempo es más grande que cualquier situación.
Que lo que siento es real y trascendente.

Quiero creer
que hay algo en las palabras que nunca cruzamos.
En las miradas guardadas en nuestros recuerdos.
Que reviviré en cuanto escuche tu voz.

Quiero creer en algo.
Creer en la vida, en el destino...
creer en mi.


Miguel.

lunes, 4 de enero de 2010

Arrecife.

Olas gigantes me acechan,
otras no tan grandes me confrontan.
Estoy desnudo sobre la roca
y no pienso sujetarme.

También mi amor viene en oleadas.
Olas gigantes que crecen mar adentro.
In crescendo mientras inhalo profundo,
viene mi amor mirándome fijamente...
y de pronto se desvanece,
siempre se desvanece.

En llamadas que nadie contesta,
en citas que nunca concerto.
Ilusión contra desengaño,
mensajes llenos de vida que se ahogan.

Llévame mar,
mar de recuerdos.
Mar de sombras y desprecio...
Velas encendidas que se inundan.


Miguel.

sábado, 2 de enero de 2010

No caras bonitas.

En medio de la pista.
Quiero bailar como me dé la gana.
Quiero a alguien que quiera bailar conmigo.
No caras bonitas.

Crecí la mayoría de mis años
creyendo que era la persona más horrible del mundo,
mi boca monstruosa, las burlas, las bromas...
Sé que no soy tan horrible pero, quízá, apenas
medianamente bonito, guapetón diría yo.

Quiero a alguien que me diga que vió algo en mi.
Que te guíe tu sexto sentido.
Tan inexplicable como incontrolable.
Que se ría de mis pasos de baile tan ridículos,
quiero reír yo también.
No caras bonitas.

¿Hay alguien ahi como yo?
Ven y dime que no es lo ordinario,
no caras bonitas,
ellas y yo
ni siquiera hablamos el mismo idioma.

Vamos a bailar.


Miguel.