viernes, 5 de marzo de 2010

Nuevos impulsos de la moda (Si le parece que escribí demasiado en un día, ¡Al diablo!).

Tengo una nueva moda, relacionada a la moda de la temporada anterior (que fué hace como 3 minutos).
Son los poemas efímeros e improvisados. Van de la mano con mi actitud de ¡Al diablo!, y vienen de una línea que vengo trabajando interiormente desde hace años.

Tienen sus propias reglas, que voy a modificar según me dé la gana y cuantas veces quiera (¡Al diablo! y es muy mi invento). Una de ellas es dejar de ser tan penoso y decir lo que siento, en el momento... o máximo 10 minutos después (seamos realistas, cuesta mucho dejar de ser penoso). Se vale de todo, arrepentirse y cambiar versos, dar explicaciones posteriores, pedir disculpas... pero no importa, lo realmente importante es decirlos antes de que pierdan su frescura y energía. Aunque sean improvisados, he autorizado elaborar rápido una boceteada, una escaleta para no perder el hilo (que luego se me da mucho).

No hay malas consecuencias, pues otra regla primordial es hacer todo en buena onda, eso sí, soy muy estricto en eso.

Muy mamón yo, y apenas llevo dos poemas así... No se vale escribirlos completos y después andarlos presumiendo. Son de cada persona para quien nacen, ellos sí pueden guardarlos como quieran... aunque yo creo que es mejor disfrutarlos y apenas tratar de imprimirlos en la memoria, dejarlos ser e ir... pues nacieron y deberían vivir siempre libres... por supuesto, me pueden mandar ¡Al diablo! y hacer lo que quieran.

La tercer regla básica (realmente no me importa cuántas vayan), es que nunca deben ser forzados. Así esté frente a una galana hermosa y me esté presionando por que le diga algo, se puede ir mucho ¡Al diablo! y esperar -o, mejor aún, provocar- a que éstos sucedan por sí mismos.

Como regla final sí se vale decir a quién se le ha dicho un poema, digo.. en algo tiene que beneficiar el ego propio o, si no, qué hueva de actitud. Yo le dije uno a Brenda y otro para una chava que me hizo ojitos en el metro.

Otra regla final, (sí, ¿algún problema? ¡Al diablo!), si quieren me pueden copiar la idea, si no... pues ¡Al diablo!


Miguel.

1 comentario:

Unknown dijo...

Mentí porque me dió la gana. Sólo le he hecho el poema a Brenda, el de la otra chava fué el que se evaporó en los pasillos del metro.

Dos veces más lo he hecho, pero una fué escondido en un baño, en la boda de Felipe y Niyo... y la otra frente al mar, amaneciendo en Playa Ventura (Sí, la infame vez de las ronchas).