Otra cosa que siempre me limita, es tratar de mantenerme congruente,
en mi discurso, en los eventos que narro o en la forma cómo me describo.
Siempre he tratado de seguir una línea, en definir y dejar pistas de cómo armar el rompecabezas.
¿Y para qué diablos? ¡Al diablo! Soy incongruente, soy imperfecto, soy un cabrón, un convenenciero...
y así me quiero, me amo.
Comienzo a creer en mi, porque siempre me digo la verdad.
Pero siempre he seguido adelante y me termino mandando ¡Al diablo!
Miguel.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario