martes, 24 de noviembre de 2009

...Cuando de repente baja Dios y te apapacha.

Otra vez sin dormir, corriendo al trabajo, pagando taxi hasta Polanco... qué tráfico tan horrible... me siento mal, tarde otra vez... por qué los sentimientos tristes acosan cuando uno está estresado y débil? ya no quiero pensar en nada, estoy cansado de todo... y, encima, el taxista se equivoca... tengo que cruzar por el puente peatonal...

Y ahí está.


Photobucket

No más quejas, sólo silencio... Hacía mucho que no me sentía así de bien. Gracias por ese cielo tan extraño... tan inesperado. Qué tonto es olvidar lo fantástico de cada detalle; perder la noción de que, en realidad, todo está bien.

La forma de las nubes fué como una caricia sobre el cabello. Sonrisas, muchas sonrisas.
Me gustan las sorpresas, éstas sorpresas.

=)

No hay comentarios: