viernes, 27 de noviembre de 2009

Ella.

Hay una tina en medio
de mi sala de estar.
Repleta hasta el borde
de mi agua salada,
tú eres el mar.

En ella nado y me sumerjo.
Viajo hasta el fondo,
donde abro los ojos,
me ahogo y me quedo quieto,
así, sin respirar.

Shh... quieto,
Shh... en silencio...
quizá el mar, esta vez, pueda llegar.


Miguel.

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